Un cuarto de baño tradicional se convierte en una verdadera carrera de obstáculos e incluso en un campo minado, lleno de peligros y barreras arquitectónicas que superar cuando las capacidades de una persona se ven disminuidas.
De forma general, se prioriza la estética y el diseño a la funcionalidad y a la comodidad en estas habitaciones. Aunque, llegado el momento, cuando se van cumpliendo años y la agilidad comienza a disminuir, se ha sufrido algún tipo de accidente o cuando una persona mayor viene a vivir con nosotros y tiene las capacidades motoras mermadas, es el momento de pensar en un cambio estructural del baño y adaptar este espacio a las nuevas necesidades, volviéndolo más accesible.
Estas son las adaptaciones que se deben ejecutar para prevenir, evitar o eliminar definitivamente incomodidades e inconvenientes, aumentando la seguridad al usuario con
movilidad reducida.
Adaptaciones mínimas imprescindibles De forma profesional, para locales comerciales, se exigen legalmente 3 requisitos mínimos para que el baño se encuentre plenamente adaptado a personas minusválidas o con movilidad reducida. Aspectos que son perfectamente asumibles por el entorno privado de una vivienda
familiar tradicional.
La entrada, accesible
Transformar un cuarto de aseo para mejorar la calidad de vida de una persona con las capacidades reducidas debe comenzar por la puerta de entrada. En este sentido, lo más aconsejable es que sea corredera o, en su defecto, que abra hacia afuera y, si fuera necesario, agrandar sus dimensiones para que pueda entrar una silla de ruedas ampliamente. Estas medidas deberán ser de 80 cm como mínimo.
Por otro lado, ya dentro de esta habitación, tendrá que existir un diámetro sin objetos ni elementos estructurales que impidan el libre movimiento de 1,50 metros como mínimo, de este modo, se podrá girar la silla sin problemas.
La adaptación del inodoro
Usar un WC sin transformar es incómodo para cualquier persona que sufra algún tipo de problema de cadera, de rodilla, y en general con movilidad de reducida. Para evitar situaciones especialmente delicadas existe una norma específica donde se encuentran redactadas las características especiales que deben poseer, fundamentalmente para permitir el movimiento desde la silla de ruedas, facilitando las acciones de levantarse y sentarse sobre la taza del WC.
Se hace preferible que el inodoro esté suspendido y a una altura de entre 43 y 47 cm del suelo. Además, con el propósito de acercar lo máximo posible la silla de ruedas, el inodoro al completo deberá sobresalir de la pared unos 75 cm.
Por otro lado, la colocación del WC desde la pared lateral deberá guardar una distancia mínima de 40 cm, permitiendo un espacio de maniobra de 100 cm como mínimo desde el mismo eje del inodoro. Así mismo, no se debe olvidar la instalación de un pulsador de descargas y el portarrollos a una distancia completamente funcional con la que garantizar la comodidad y seguridad del usuario.
Por último, es obligatorio la colocación de un llamador y asideros o barras homologadas de baño que permitan a las personas que lo necesiten asirse a ellas y trasladarse por el baño, concretamente, en la zona del inodoro deberán instalarse de forma horizontal y en ambos lados. Como norma general, estas barras son abatibles y están situadas a 75 cm de la taza. Si se tiene la opción, es muy recomendable la instalación de un elevador de WC con el que se obtendrá la medida ideal para cualquier usuario.
La adaptación del lavabo
Para toda persona que vaya en silla de ruedas es fundamental que el lavabo sea tipo ménsula y esté adaptado a su especial situación para evitar, de este modo, toda incomodidad posible. Entre otras normas, habrá que prestar especial atención a la altura.
En este sentido, el borde delantero deberá situares entre los 80 y los 85 cm del suelo y se debe dejar un espacio libre bajo el lavabo, de 70 a 75 cm como mínimo.
Por otro lado, el espacio de acercamiento debe ser de 80 cm, el grifo tiene que ser del tipo palanca y el espejo tiene que estar colocado a baja altura, cerca del borde, o bien que sea modulable. Otra opción, cada vez más habitual en los hogares, es que el lavabo sea regulable, es decir, ajustable en altura para que de este modo todos los componentes de la familia puedan usarlo cómodamente.
Adaptación de la ducha
Como la mayoría de las actuaciones de adecuación para personas con movilidad reducida, se requiere ganar espacio para facilitar la entrada y salida de sillas de rueda y permitir el movimiento de los usuarios.
La zona de la ducha también deberá ser lo más amplia y espaciosa que se pueda, eliminado todo tipo de obstáculos y elementos que puedan suponer una molestia. Como norma general, se deberá sustituir la bañera por el plato de ducha, el cual deberá colocarse completamente a ras del suelo.
Se recomienda que en el interior de la zona de la ducha se instale un asiento a unos 43 o 47 cm del suelo, así como asideros también a una altura de 75 cm como mínimo. Una placa ducha
siempre será mucho más cómoda y segura, tanto para la persona necesitada como para el cuidador, por lo que hay que insistir en que posea unas dimensiones adecuadas para que puedan entrar dos personas fácilmente y puedan colocarse taburetes o sillas.
En el caso de que se mantenga una bañera habrá que colocar una tabla para bañera y un asiento giratorio. Si fuera posible, es muy útil un elevado de bañera para ayudar en la introducción de personas con movilidad reducida dentro de la bañera, así como para salir sin complicaciones.
Adaptación del cuarto de aseo
En lo referente al baño deberán tenerse en cuenta todos los elementos aplicados a la adaptación de la ducha, baño y lavabo, pero, además, habrá que colocar una puerta corredera o que esta siempre se habrá hacia afuera, como ya se ha mencionado. Así mismo, el suelo tiene que ser antideslizante y encontrarse siempre libre de objetos.
Hay que colocar barras de apoyo en las paredes y que también sean antideslizantes y tener en cuenta que los elementos y accesorios necesarios para el baño no superen la altura de los 120cm del suelo.
Por último, habrá que considerar que los muebles no estén incorporados al lavabo para evitar contactos con la silla de ruedas.
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